Ana y Caetano querían una boda muy personal en un espacio idílico y rodeados de naturaleza. Casa Suprián en Anciles (Benasque) fue su elección. Una casona con historia, en medio del Pirineo Aragonés, en el que se respira aire puro y se escucha susurrar a la vida.
La compleja organización la asumió la novia, repartiendo las distintas partidas entre los profesionales que lo hicimos posible. Nosotras asumimos la decoración de la iglesia y de la carpa. Los dos lugares que más importancia tenían para ella y de los que guardará un grato recuerdo. Como te digo, naturaleza en todos los rincones. Colores suaves en blancos y verdes, un toque amarillo. Todo con flor silvestre de zona.